Mucho se habla de la transformación digital de los negocios y muchos pensamos que esto implica la implementación de herramientas tecnológicas y digitales en nuestras empresas y que con eso ya estamos listos para "romperla” en nuestras operaciones. Pero, ¿qué pasa si ellas no son bien recibidas con nuestros colaboradores? ¿Es suficiente solo decir que habrá un cambio? ¿Qué es y qué debo hacer entonces?
La transformación digital es la integración de tecnología en todas las áreas de una empresa para que la forma en la que se opera cambie y les brinde mayor valor a sus clientes, tanto internos como externos. Pero hay una clave aquí, el cambio cultural que se debe manejar para que esta transformación sea exitosa. Este es un desafío del Status Quo que requiere que las empresas constantemente experimenten y se sientan cómodas con el fracaso, el cual va a suceder, pero se puede subsanar al ser siempre una experiencia viva.
Esta transformación digital implica una auditoría interna en la cual se evalúa la reelaboración de procesos, productos y estrategias en la empresa para que se aproveche al máximo la tecnología. Dicho esto, ella impulsa a que las organizaciones hagan una introspección sobre sus puntos fuertes, y de los débiles, para una reinvención de más de una de las áreas de sí mismas, viendo sus interacciones con sus clientes, con sus colaboradores, tanto de operaciones como de la alta gerencia.
¿Cuál es el objetivo de la transformación digital? Fácil. Mejorar la vida de los colaboradores, de los clientes y todo haciendo una inversión que genere un retorno mayor a mediano plazo, generando más negocios, transacción y mayor rentabilidad. ¿Para qué? Para seguir invirtiendo en mejoras y seguir creciendo como empresa.
¿La clave? Las personas. Las personas siempre serán la clave para que la transformación digital nos lleve al éxito. Esto lo mencionaba al inicio de este espacio, donde no solo basta con tener la mejor tecnología o la más cara. Si no tenemos a nuestros colaboradores comprometidos con nuestra visión de mejorar y querer seguir dándole a nuestros clientes lo mejor, es muy poco probable que nuestros cambios tecnológicos sean exitosos y lo que pudo ser una inversión, se convierte en un gasto puro y duro, que nos puede llevar a un colapso en nuestra línea contable que no se recuperará fácilmente.
En resumidas cuentas, tiene que haber un cambio de chip dentro de todas las personas de la organización para que la transformación digital tenga una transición suave y que no genere estrés entre nuestros colaboradores. Recuerda que siempre hay barreras, pero si se hace de la mano de un equipo capacitado y que sea el aliado ideal para lograr este objetivo, estoy segura que se hará con éxito.
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