Muchas veces hemos visto en películas o series el cómo un solo comando puede hacer que las refrigeradoras te entreguen lo que les solicitaste, o cómo es que un auto puede estacionarse de manera automática donde tú se lo pidas, o simplemente, programar la cocina para que tenga lista la cena a una determinada hora.
Todas ellas son ideas que hace unos 25 años atrás se creían un poco disparatadas o demasiado lejanas. Hoy en día, gracias a la curiosidad de muchos, se ha hecho en parte realidad.
La tecnología es increíble, la cantidad de ideas que se pueden hacer, desde una cafetera programada hasta un auto con sensores que te dicen si ha sido dañado, en qué momento y, hasta, ha grabado a los malhechores que lo hicieron.
Como lo hemos mencionado hace una semana, y venimos haciendo hincapié en todas nuestras plataformas, la tecnología se desarrolla para facilitarnos la vida. Especialmente en la llamada Industria 4.0, la cual busca integrar distintas tendencias, como el Internet de las Cosas, el Big Data, entre otras, para mejorar la competitividad de las empresas, mejorar el estilo de vida y lograr capturar mayor información para todos los individuos.
Algo que podemos rescatar de todo, es que cada vez las ciudades inteligentes son más tendencia, las cuales se basan en la importancia del Internet de las cosas. Cuando hablamos de Ciudades Inteligentes, no solo estamos hablando de cómo hacer nuestras casas Smart, si no que hablamos de cómo hacer que las ciudades completas conversen ese mismo idioma, desde los servicios financieros, pasando por los servicios de salud, hasta la seguridad.
Poco a poco, las ciudades integrarán todos estos sistemas, no solo para unos cuantos sectores, sino para todos, haciéndolos una nación Smart, tal como es el objetivo de Singapur, que planea, eventualmente, volverse una de ellas.
Hay algunas controversias alrededor de lo que son las Ciudades Inteligentes, respecto a la privacidad y a las líneas que ella cruza, una conversación de la cual podemos beneficiarnos luego en este espacio. Sin embargo, todo tiene sus pros y sus contras, pero, ¿será que lo bueno minimiza lo malo?