Hace unos días volví de un viaje increíble, algo que me regalé para celebrar mi cumpleaños, y que fue clave para poder volver a tener una relación íntegra conmigo misma después de un año lleno de emociones y momentos difíciles, no tanto por el trabajo, sino por lo emocional y la salud de las personas que más amo.
Es por ello que, en un mundo que vive siempre a 1000 por hora y donde siempre andamos rodeados de personas, un viaje a solas, es bastante reconfortante y de descubrimiento de varias cosas, entre ellas:
- Tu capacidad de resolver problemas o dificultades.
- La capacidad que tienes de sentarte a reflexionar sobre qué quieres hacer tú mismo y qué sale de tu zona de confort para que disfrutes al máximo todo aquello que te rodea en el momento.
- Y La Paz que uno siente al no tener que avanzar al ritmo de otros, poder sentarte a respirar si te cansas o que no te apuren para llegar a algún lugar.
Y podría seguir escribiendo más de lo que fui aprendiendo en ese viaje, pero quería resaltar esos 3 punto, ya que creo firmemente que hoy en día, las personas nos preocupamos muchísimo en la carrera, que no disfrutamos la ruta y el proceso.
La ruta, cuando uno baja la velocidad, es muy hermosa por los detalles que se aprecian en ella, como lo importante que es conectar con el medio en el que te desenvuelves, las personas que están ahí, las herramientas que están al alcance de tus manos, que por la velocidad a veces descuidamos. Y es ahí donde podemos seguir evaluando las cosas importantes que nos inspiran, que nos ayudan a seguir creando nuevas cosas y que nos dan esa visión a largo plazo para la vida y los negocios que van a hacer que los planes sean sostenibles en el tiempo, que se resume en poder disfrutar del proceso.
Es por ello que es muy importante desconectarse un tiempo, para luego poder volver a la carrera con fuerza, con ganas y llenos de inspiración, siendo que esto te lleva a abrir más la mente, aceptar cosas nuevas y diferentes que no están dentro de tu zona de confort, y tanto en la vida, como en los negocios, te van a llevar a re conectar nuevamente con el propósito que te mueve.
En resumen, desconectar, salir de la rutina, aprender a convivir con uno mismo y descubrir nuestras fortalezas sin la influencia de otros, es poder hacer que regrese la confianza que se pudo haber perdido en el proceso de correr las carreras de 10p más planos, más nos olvidamos que la vida es más como una maratón, que necesita residencia y disciplina para lograr los objetivos que nos planteamos.
Y ya sabes, date ese espacio para desconectarte para que cuando regreses a reconectar con tu vida, sea más fuerte y más llena de propósito que nunca.